lunes, 19 de enero de 2009

La exquisita ignorancia

La ignorancia es concebida la mayoría de las veces como lo opuesto del conocimiento. Conocimiento a final de cuentas deseable culturalmente y visto como la naturaleza misma de la evolución y superioridad humana. De este modo, la ignorancia se convierte en algo negativo que hay que evitar.
No obstante, sin nos aferramos al sentido más elemental de lo que es la ignorancia, encontramos que más que un opuesto, es una falta de conocimiento o gnosis; lo que no quiere decir que se opone, sino que no está presente (aun). Pues en todo caso ¿Cómo llegar a conocer algo sin reconocer antes que se lo ignora? Y es que primero ignoramos, después reconocemos que ignoramos y solo después podemos conocer: la ignorancia es algo que ocurre antes del conocer, un paso previo.
La sabiduría, casi sinónimo del conocimiento, a menudo lo mismo en su uso; es lo que se dice nos define ¿o es que acaso no somos denominados la especie homo sapiens, hombre sapiente, hombre que sabe?
Lo que nunca se nos dice, es que la mayor parte del tiempo estamos en la ignorancia, e inevitablemente siempre más en ella que en el saber. No importa cuánto se pueda llegar a conocer en una vida, nunca es algo significativo con respecto a la totalidad del universo, de la historia o del pensamiento humano. Es por esto que considero que el ser humano, más que un homo sapiens es en realidad un homo ignorantis.
Considérenoslo seriamente, las posibilidades de conocer cosas nuevas en nuestro entorno son infinitamente ilimitadas: los libros que no se han leído, las opiniones con las que no nos hemos topado, los lugares nunca antes visitados, las preguntas y respuestas aun no elaboradas, todo es un gran mundo de posibilidades de nuevos saberes.
Se suele hablar de la divinidad, se dice que todo lo sabe, aunque esto la convierta en aquello que ya no puede conocer más. La ventaja que tenemos como homo ignorantis es esa posibilidad de saborear el placer del aprendizaje y el asombro; la posibilidad de impresionar nuestros sentidos y pensamiento con nuevos elementos. Sentirse en el pináculo del saber es un modo de perder la sensibilidad de lo exquisito, aquella que da la ignorancia: exquisita ignorancia de la posibilidad. ¡Has tuyos nuevos conocimientos homo ignorantis, atrévete a explorar más!
El futuro es un lugar misterioso que no tiene dueño. El pasado es la tierra que atravesamos siempre sin retorno para llegar a este sitio. El presente es donde casi nunca sabremos que estamos.
Todos los Tiempos: Desconocimiento general y las formas bizarras del pensamiento. Una columna de temas en ciencia, psicología, filosofía y demás curiosidades académicas.